sábado, 6 de mayo de 2017

Riazor

Emoción doble era la que embargaba a Tristán, por un lado el hecho de entrar en Riazor por la puerta del palco, y por otro lado poder tener más datos de las dichosas marcas. Sobre lo primero pronto se le olvidó el hecho, ya que nada más entrar en el estadio fue a una pequeña sala que estaba en la dirección opuesta a la entrada al palco...así que de "presunto glamour postureil futbolístico" no hubo nada de nada; sobre lo segundo enseguida se percató de que Sabido quería darle una información que ansiaba compartir.

- Mira Tristán, eu non che vou dicir nada, -dijo Sabido-  a verdade é que o de que o meu predecesor contou cousas...non é mentira pero non é unha verdade. Explícome, él deixou unhas ghrabacións que atopei cando collín as cousas que che dan cando te noméan párroco do Dépor. Mira, vounas por e xa escoitas o que dicía o padre Outeiro.

La cara de Tristán parecía la de un niño de 5 años cuando va a una cabalgata de Reyes, estaba ansioso por tener información, por poca que fuese; ya estaba cansado de estar todo el día con dimes y diretes de ir a preguntar a este o a aquel, así que, cuando Sabido le dio a la tecla de reproducir de aquel viejo magnetofón setentero, sacó su móvil para grabar y empezó a escuchar lo que decía el ya fallecido padre Outeiro.

"Soy Santiago Outeiro, párroco del Real Club Deportivo, y como creo que lo que escriba acabará por desaparecer voy a hacer lo que sería un seguro, así que voy a grabar en este magnetofón, lo que sé de las marcas del Apostol de las Esclavas. Por lo que dicen los que han vivido los hechos y lo que se vio en algunos documentos que con el cambio del antiguo estadio al estadio de 1945 se perdieron, en el año 1913 se disputó un partido entre el Deportivo y el Coruña que fue el que hizo que se suspendieran esos enfrentamientos por los altercados que se producían. El día de ese partido se dijo que los altercados habían sido causados por el fútbol y la falta de civismo de los rivales...pero no era así, la causa fue otra.

En el minuto 75 de partido un hombre de unos 38 años, barbudo, bien arreglado pero con una especie de bufanda a los hombros con frases escritas en latín y un petate militar cargado interrumpió el partido saltando al campo gritando que estaba marcado, gritando para acabar "ultreia et suseia" y sacando de repente una figura del Apostol Santiago de su petate. Tras esto el hombre cayó fulminado y el caos se produjo en las gradas del estadio.

Las autoridades hicieron que la cosa se vendiese como una serie de altercados futbolísticos, se dio a un párroco local la figura del Apóstol (que es la ahora conocida como el Apóstol de las Esclavas), que tenía grabada en su base la fecha, el partido y unas extrañas marcas que coincidían con las que aparecían en el cuerpo del finado; y se decidió que los partidos entre el Deportivo y el Coruña no se repitieran.

A lo largo de mi vida he investigado estos hechos y he llegado a una serie de conclusiones. La primera de ellas es que había en la calle Franja de la ciudad una sociedad secreta que hacía ciertos ritos prerromanos asociados a las marcas. La segunda de ellas que un párroco de la iglesia de Santiago derivaba a esa sociedad a algunas gentes que venían haciendo el camino inglés.

Desgraciadamente poco más he podido averiguar, solo tengo algo de documentación que guardo en la Colegiata de Santa María, solo sé eso y lo que aquí grabo"

Y con eso acababa la grabación, en el momento que acabó Tristán se dio cuenta de que ya sabía a donde ir a seguir investigando, y justo cuando iba a agradecerlo a Sabido escucharon un grito atronador que venía de las gradas del estadio:

¡¡¡¡¡Gooooool de Álex Bergantiños!!!!!

- Manda chover na Habana -  dijo Sabido -  tanto traer fighuritas de fora e ó final o que marca un ghol é un rapaz da casa...

Tras lo cual, se pusieron a festejar el gol del Dépor.



Manuel Murguía

La cantidad de gente iba en aumento, y la calle Manuel Murguía estaba totalmente acordonada en el momento que Tristán salió de la Iglesia de las Esclavas. Mientras se dirigía a la entrada de la grada de Maratón donde estaba su peña fue pensando en lo que acababa de ver, ¿qué demonios pintaba una referencia al fútbol relacionada con la imagen del Apóstol?, ¿a dónde más le llevarían las dichosas cinco rayas cruzadas?, ¿cómo es posible que ahora no solo momias, sino también vivos, aparecen con esas rayas?; la verdad es que las cosas vistas durante las últimas horas habían hecho que volviese a emocionarse con el misterio que cambió su vida, y de paso que dejase de autocompadecerse por pasar a ser un mono de feria y no un prestigioso columnista.

En esto estaba Tristán, esquivando gente, cuando recibió una llamada en su móvil, cuando miró quien le llamaba vio que era Pedro Carballo, el director del famoso programa radiofónico "El compás aéreo", que era a día de hoy lo más de lo más de la radio de misterio española...¡y siendo un podcast!.

- Hola Pedro - contestó Tristán -  me pillas a punto de entrar en mi vicio social confesable, el Dépor, ¿qué tal estás?

Desde el otro lado de la linea Pedro Carballo, que a pesar de su galaico apellido era nacido en Treviño y tenía un brutal acento vasco, pese a afirmar que él era burgalés (lo cual era un caos  de apellidos, acentos y pertenencia), le contestó con su energía habitual.

- Tristán, majo, que me ha llamado Gerva, ya me ha contado que el tema jacobeo ha vuelto. ¡Quiero que me mantengas infirmado de todo!, ¡esto huele a programón!, En cuanto avances me llamas y empezamos a grabar pues.

La sorpresa se plasmó en la cara de Tristán mientras esquivaba a un par de "nenos" que iban cantando, vaso de litro en mano, "Cómo me voy a olvidar, el Deportivo ganó la Liga, Cómo me voy a olvidar, fue lo mejor que me pasó en la vida"; y la mezcla de ese recuerdo del 2000 y la energética llamada de Pedro convirtieron esa cara de sorpresa en una sonrisa...extraña en Tristán.

- Perfecto Pedro, ahora tengo que entrar en el campo, pero oye gracias por la llamada,ya sabes lo que me anima que te acuerdes de mi.

- De nada señor Grandal, ya sabes que cuento contigo - le dijo Pedro -, hablamos y, como decís por ahí y no sé el motivo de esa aberración lingüística, abur; coño que mis vecinos lo dicen bien ¡y es con G!. Hala ¡nos vemos! jajajaja,

Y con esta despedida tan de Pedro acabó la conversación. Tristán se reía y se dirigía a la esquina de Tribuna con Maratón, cuando una sombra oscura se abalanzó sobre él; su reacción instintiva fue intentar librarse de esa pequeña sombra de como un metro setenta y que tenía una respetable fuerza, pero justo cuando pudo ver la cara de ese ente oscuro vio la sonrisa del padre Sabido, el párroco del Dépor.

- Padre Sabido - dijo Tristán  riéndose mientras se desembarazaba de ese padre cincuentón pero sorprendentemente fuerte, con un físico más de leñador canadiense bajo que de un cura nacido en Arzúa - hoxe vin a tantos curas que creo que teréi que ir a unha misa neghra para atopa-lo equilibrio, ou iso un comeza a pagharme uns viños ó remata-lo partido. Non se me bote enrriba así que un día inda lle vou dar unhas dun lado e outras doutro.

- Mira neno -  dijo Sabido partiendose de la risa-  chamáronme Gerva e Cova para contarme as túas lerias, e coma xa viche-lo Apostolo das Escravas temos que falar -  ahí ya Sabido se puso serio-. Por iso douche dúas novas; a boa é que hoxe vas entrar pola porta do palco de autoridades do estadio, a mala é que non vera-lo Dépor, vas estar falando comigho do tema das marquiñas, que algho me contou o meu predecesor no posto.

Tras lo cual el Padre Sabido cogió por el hombro a Tristán, y mientras se reían y este último avisaba a su peña e que no iría con ellos, y se dirigieron hacia la puerta 0 del estadio de Riazor.